viernes, 12 de diciembre de 2008

Rescate de Betancourt y muerte de "Tirofijo" descalabraron a las FARC


BOGOTÁ, (EFE).- La liberación de los rehenes más preciados de las FARC, entre ellos Ingrid Betancourt, y la muerte de sus dirigentes clave, como "Tirofijo", significaron para esta guerrilla colombiana, la más antigua de América, el peor año de su existencia.

Este 2008 ya está en los anales de la historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) por haber sufrido los mayores golpes desde su fundación, en mayo de 1964.

"Es el año definitivo en el sentido de que han perdido valor político, militar y capacidad terrorista", dijo a Efe el analista Vicente Torrijos, quien cree que las FARC pensaban, por contra, que éste iba a ser el momento del canje de rehenes por prisioneros.

A estos golpes de efecto se unieron gigantescas manifestaciones en Colombia y en centenares de ciudades de todo el mundo para pedir la libertad de los más de 700 secuestrados que aún tiene esta organización en su poder.

Para las FARC su desgracia empezó a tejerse el último día de 2007, como presagio de lo que iba a suceder en los meses siguientes.

Aquel 31 de diciembre, cuando todo apuntaba a una histórica puesta en libertad unilateral de la ex parlamentaria Consuelo González, de la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y su hijo Enmanuel, de tres años, la operación se frustró.

Ese día los invitados internacionales que iban a presenciar una liberación histórica, en la que había mediado el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, regresaron a sus países con las manos vacías y una no disimulada frustración.

Quizá, en la búsqueda de recuperar su credibilidad, las FARC liberaron días después a las dos mujeres.

Un mes y medio después, entregaron a los ex parlamentarios Luis Eduardo Gechem Turbay, Luis Eladio Pérez, Orlando Beltrán y Gloria Polanco.

Pero el gran golpe llegó con una exitosa operación militar, pese a que los familiares de los cautivos habían rogado al presidente colombiano, Álvaro Uribe, que no llevara a cabo una acción de este tipo.

El 2 de julio, en una rápida y bien coordinada acción encubierta, y sin disparar un solo tiro, el Ejército liberó a la popular ex candidata presidencial, Ingrid Betancourt.

Esta colombo-francesa, que llevaba seis años cautiva, encontró la libertad en una operación en la que los militares se hicieron pasar por agentes humanitarios tras engañar con astucia a los guerrilleros.

Con ella recuperaron la libertad tres estadounidenses y once policías y militares colombianos.

Tras un vacío de noticias sobre los rehenes aún en manos de las FARC, el 27 de octubre se fugó el ex senador Oscar Tulio Lizcano, acompañado de su carcelero, alias "Isaza".

Esto supuso un doble revés a la organización guerrillera: perdió a otro secuestrado considerado canjeable y uno de sus hombres les traicionó.

Pero el declive se había profundizado en marzo, cuando falleció de un infarto su máximo líder y fundador de las FARC, Pedro Antonio Marín, alias "Manuel Marulanda Vélez" o "Tirofijo".

Tres semanas antes, el 3 de marzo, el Ejército colombiano había bombardeado un campamento en territorio ecuatoriano, donde murieron una veintena de personas, entre ellas Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes", su portavoz internacional.

Esta operación llevó a la ruptura de las relaciones diplomáticas de Colombia con Ecuador.

Al tiempo, perdía la vida Manuel Muñoz Ortiz, alias "Iván Ríos", también miembro del Secretariado, pero en este caso asesinado por su propio guardia de seguridad, quien presentó la mano cortada del guerrillero como prueba para cobrar una recompensa prometida por el Gobierno.

Días después, acosada por el hambre y un férreo cerco militar, se entregó Elda Nellys Ávila Moreno, alias "Karina", una de las más célebres guerrilleras colombianas.

Según Luis Eduardo Celis, coordinador de la Corporación Nuevo Arco Iris, una organización privada de análisis del conflicto colombiano, las FARC "han pasado de (tener) 20.000 efectivos en el 2002 a la mitad en la actualidad".

Con 31 años de militancia y 47 órdenes de captura a cuestas, el antropólogo casi sexagenario Guillermo León Sáenz, alías "Alfonso Cano", es ahora el máximo dirigente de las FARC.

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