JOSE ACOSTA/EDLPNUEVA YORK — La madre dominicana Georgina Marrero está pidiendo la ayuda del público para encontrar un donante de riñón que le devuelva la esperanza de tener una vida normal a su hija Gina Muñoz de 21 años, quien padece de una deficiencia renal crónica y por ello tiene que hacerse diálisis tres veces a la semana.
La situación de la madre se complica porque en medio de la actual crisis económica tanto ella como su hija, debido a los constantes internamientos en el hospital, perdieron sus respectivos empleos desde noviembre de 2008, se han atrasado en el alquiler y enfrentan una orden de desalojo en la Corte de Vivienda.“Yo trabajaba en una guardería infantil y mi hija era asistente de médico en una clínica dental, pero con las complicaciones de su enfermedad ambas perdimos nuestros trabajos y en junio podríamos quedar en la calle”, dijo la preocupada madre, quien reside en el 4395 de la avenida Broadway, en Manhattan.
Gina Muñoz, padece la enfermedad desde los 11 años y supo nadar siempre contra corriente, podría ser un ejemplo de tesón y esfuerzo, porque pese a que tenía que permanecer varias horas del día en el hospital, no abandonó la escuela, terminó la secundaria y de no ser por la situación por la que está atravesando la familia en estos momentos, estaba preparada para entrar en junio al Instituto ASA a estudiar enfermería.
“A los 11 años empecé a hincharme, me encontraron sangre en la orina y luego una deficiencia renal crónica; mis riñones se me secaron hasta quedar del tamaño de una habichuela”, dijo Muñoz.
Marrero, quien se quedó en Nueva York tras recibir una visa humanitaria para atender a su hija en 2002, dijo que tiene seis años sin ver a sus otros dos hijos, Joan Manuel, de 14, y Jinnet, de 11, quienes residen en Santo Domingo, “y a veces pienso en regresar, pero me digo que Gina es mi hija enferma y es ella quien más me necesita”.
La situación de la madre se complica porque en medio de la actual crisis económica tanto ella como su hija, debido a los constantes internamientos en el hospital, perdieron sus respectivos empleos desde noviembre de 2008, se han atrasado en el alquiler y enfrentan una orden de desalojo en la Corte de Vivienda.“Yo trabajaba en una guardería infantil y mi hija era asistente de médico en una clínica dental, pero con las complicaciones de su enfermedad ambas perdimos nuestros trabajos y en junio podríamos quedar en la calle”, dijo la preocupada madre, quien reside en el 4395 de la avenida Broadway, en Manhattan.
Gina Muñoz, padece la enfermedad desde los 11 años y supo nadar siempre contra corriente, podría ser un ejemplo de tesón y esfuerzo, porque pese a que tenía que permanecer varias horas del día en el hospital, no abandonó la escuela, terminó la secundaria y de no ser por la situación por la que está atravesando la familia en estos momentos, estaba preparada para entrar en junio al Instituto ASA a estudiar enfermería.
“A los 11 años empecé a hincharme, me encontraron sangre en la orina y luego una deficiencia renal crónica; mis riñones se me secaron hasta quedar del tamaño de una habichuela”, dijo Muñoz.
Marrero, quien se quedó en Nueva York tras recibir una visa humanitaria para atender a su hija en 2002, dijo que tiene seis años sin ver a sus otros dos hijos, Joan Manuel, de 14, y Jinnet, de 11, quienes residen en Santo Domingo, “y a veces pienso en regresar, pero me digo que Gina es mi hija enferma y es ella quien más me necesita”.
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