jueves, 3 de mayo de 2012

Rotos por el dolor y armados de coraje, dominicanos visitan destino final de esposas .

NUEVA YORK/Elnuevodiario/Autor: Miguel Cruz Tejada._ Rotos por el dolor y armados de coraje, los dominicanos Ramón Rosario y Juan González, esposos de María (Nelly) Núñez y María (Fina) González, perecieron en el accidente del domingo pasado en El Bronx, quisieron ver por sí mismos, el último destino de sus amadas. Los dos hombres, cabizbajos y con la angustia marcada en sus rostros, especialmente en el momento en que se preparaban los funerales de sus compañeras sentimentales, llegaron hasta la rampa de la autopista Bronx River Parkway para conocer el área, donde sus esposas, tres niñas, hijas de las parejas y los abuelos de las mismas, cayeron para no levantarse nunca jamás.
Inconsolables, dijeron que ambas familias están destruidas. “Hemos perdido tres generaciones”, señaló González con una sombría expresión en su rostro. “Quisimos ver cómo perdieron sus vidas y también lo que la ciudad está haciendo para la protección de la carretera que no es segura”.
Después de estacionar sus vehículos en los que además iban otros siete parientes de las víctimas, los esposos dominicanos, se apoyaron en la baranda de la autopista por la que sobrevoló la van Honda Pilot 2004 que conducía “Fina”.
Se inclinaron en la carretera, chequearon las marcas de los neumáticos y en el borde de concreto armado de dos pies de altura, punto que marcó las muertes de los siete dominicanos.
Miraron hacia abajo, por encima de la barrera y sus miradas fijas, volaron hacia el pavimento, donde el vehículo se estrelló. Muchos de los conductores que transitaban en ese momento, reducían la velocidad y voceaban expresiones de condolencias y solidaridad con los dos dominicanos. Sus mujeres eran hermanas.
Patrulleros estatales que recorrían zonas de la autopista, también mostraron sus respetos, pero aconsejaron a la familia abandonar la carretera por razones de seguridad.
Recordaron que el hijo mayor de González, Jeury, se salvó porque no abordó el vehiculo conducido por su mamá para ir a la celebración, como tenía previsto
La madre llevaba al muchacho de 12 años todos los días a las prácticas de béisbol, pero el domingo de la semana pasada, día de la tragedia, lo dejó para llevar a los demás a la fiesta.
“No estaba listo y ya no había tiempo para que ellos me esperaran”, dijo Jeury, tratando de contener el visible llanto. Relató que después del accidente, fueron a buscarlo al terreno donde practica béisbol y de allí al hospital Jacobi, donde los cadáveres de su mamá y hermana habían sido trasladados.
Jazlyn, la hermana de Jeury, era quien iba a tomar la primera comunión y la familia a cargo de los funerales anunció que será enterrada este viernes con vestido blanco que se pondría para el solemne momento.
Era estudiante de cuarto grado en la escuela de la iglesia Saint Raymond, donde haría la primera comunión y uno de sus profesores la calificó como excelente estudiante, buena bailarina y muy dulce.

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